miércoles, 21 de septiembre de 2011

Un toque de magia.

Ya no sé en qué punto me he estancado. Quizá haya sido en el de ser una montaña rusa constante o en el de fingir una felicidad que a veces no es real. 
Y cuando todo ya empieza a pasar factura, es cuando me doy cuenta de que no merece la pena estar así, aunque no pueda cambiarlo. Simplemente, me hago daño a mí misma. 
Y es entonces cuando logro saber que lo único que quiero es un toque de magia. Hacer de mi vida algo especial. Poder disfrutar como hace mucho que no lo hago. 
Y espero que llegue alguien que traiga esa magia. Es todo lo que quiero. Sólo un toque de magia. 

sábado, 17 de septiembre de 2011

¿Aún me recuerdas?

Sentirte lejos es lo peor que me ha podido pasar en mucho tiempo.
Tú… ¿Aún me sientes? ¿Aún me recuerdas?
Pocos recuerdos, pero intensos. Quiero volver a tenerte conmigo…
¿Recuerdas aquellas charlas? ¿Recuerdas aquellos buenos momentos?
Sentirte a mi lado ha sido lo más bonito que me ha pasado…  Ser tuya.
Ahora, sólo pienso en mis labios rozando los tuyos una vez más… En mi mano recorriendo tu espalda… En un abrazo, en una mirada, en una sonrisa.
¿Aún me recuerdas?
Lo fuiste todo para mí. Aunque pienses que ya te he olvidado, lo sigues siendo todo.
Porque cada noche, en mis sueños, viajo hasta tu cama… Sin que te des cuenta, te abrazo suavemente, como el viento abraza todo lo que roza… Te acaricio. Me quedo despierta, viendo como duermes. Sin poder decirte “sigo aquí, soy tuya, abre los ojos”.
Y cada mañana, vuelvo a mi realidad. A esa realidad en la que tú no estás. Esa realidad en la que me dueles cada vez más… Esa realidad en la que mi corazón te llama una y otra vez, pero tú no lo oyes…
¿Aún me recuerdas?
No estás… Nunca estás… Nunca estarás…
Y el paso del tiempo no logra borrar las heridas, sino que las hace más grandes… Las abre cada vez más… Cada día lejos de ti es una herida más…
¿Cómo salir de todo esto? ¿Cómo olvidarte? ¿Cómo no quererte?
¿Aún me recuerdas?
Cada vez que pienso en ti, el mismo recuerdo vuelve a mi mente. Tus labios en mis labios. Tu mano en mi espalda. Mi mano en tu espalda. Un abrazo eterno, mientras nos quedábamos dormidas. Tus labios en mis labios. Tus labios en mis labios…
¿Aún lo recuerdas?
¿Aún recuerdas esa noche en la que no éramos tú y yo, sino nosotras?
¿Aún recuerdas los besos? ¿Aún recuerdas los abrazos? ¿Aún recuerdas mis “te quiero”?
¿Aún me recuerdas?
Una rosa, un te quiero… Nada fue suficiente para ti… Pero yo aún te recuerdo.
Te recuerdo y mi corazón te llama una vez más. ¿Lo escuchas? ¿Lo escucha tu corazón?
Pueden volver a latir juntos. Porque mi corazón no es nadie si el tuyo no le acompaña en el camino.
Levantémonos de nuevo. Retrocedamos una vez más. Volvamos al principio.
 Vuelve a ser mi mitad. Vuelve a ser especial. Vuelve a formar parte de mi vida.
¿Aún me recuerdas? ¿Aún me sientes?
Vuelve.

Cambios.

Esa sensación de cambio. Ya está llegando.

Y esta vez, no estoy nerviosa. Es muy probable que en una semana ya esté en Salamanca.

Nueva vida, nuevos ambientes, nuevas amistades… Separarme de todo lo que ahora tengo…

Y no. No tengo miedo. No a dejar atrás todo. Sí tengo miedo a no saber prestar la suficiente atención a las personas que me quieren y perderlas poco a poco. No podría soportarlo.

Quiero nuevos ambientes, pero no que las viejas personas salgan de mi vida.

No me gustan los cambios. Me hacen sentirme rara. Por eso yo intento no cambiar.

Sólo quiero retener todo lo que tengo hasta ahora sin dejar que pase como con la gente que entró y luego se marchó dejando vacíos enormes.

Y para ello, sé que debo estar bien. Felicidad, sonrisa y superar todo.

Lo conseguiré. Esta vez, no tengo miedo a cambiar.

domingo, 11 de septiembre de 2011

¿Qué necesito?

¿Qué necesito?

A veces me pregunto por qué tengo que ser tan complicada. Sólo consigo desear las cosas que no puedo tener. Pero, ahora mismo, ¿qué necesito?

Necesito una mañana de domingo de esas en las que sales a pasear temprano para comprar el periódico. Volver a casa mientras la ciudad está despertando. Preparar café. Acomodarme en el sillón con el ruido de las pocas bocinas de las mañanas de domingo. Abrir el periódico mientras cojo mi café, en una taza de The Beatles, por supuesto, y dejar que pasen las horas.

También necesito uno de esos viajes en coche. Pensar, y decidir. Coger cuatro prendas y meterlas a una bolsa de mano. Elegir algunos CD de música rock para que sean la banda sonora del viaje. Montarme en el coche junto a alguien especial. Viajar con un destino, pero sin rutas marcadas ni horarios. Cantar a voz en grito los estribillos de las canciones. Sonreír viendo como se queda atrás la rutina y algo inesperado te hace sonreír y ser feliz.

Necesito pasar una tarde junto a un buen amigo, de esos con los que te entiendes con simples miradas y gestos. Tumbarnos en la hierba mientras escuchamos música. Charlar durante horas, sin que apenas nos demos cuenta del tiempo que va pasando. Mirar el cielo azul de una tarde primaveral, enlazándolo con un atardecer y una noche estrellada. Soñar despiertos y hacer planes para el futuro que, lo más seguro, nunca se cumplirán.

Necesito ir a ese lugar especial que es sólo mío, cuaderno y pluma en mano. Escribir, escribir, escribir y escribir, parando únicamente para cambiar la tinta y para fumar un cigarro, mientras pienso en todo lo que hace que mi cabeza no pueda estar nunca tranquila. Perder la noción del tiempo en solitario. Repetir una y otra vez lo mismo, incluso dándome cuenta de que no voy a sacar nada en claro.

Necesito una locura. Salir a pasear bajo la lluvia sin paraguas hasta que esté completamente empapada. Y reír como antes nunca lo había hecho.

Necesito recorrer las calles de una ciudad desconocida, encontrando nuevos rincones, nuevas formas de ver las cosas. Y necesito volver a esos rincones que ya descubrí en anteriores expediciones para ver si siguen siendo tan hermosos como los recuerdo o esa hermosura sólo fue en aquel momento, en aquellas circunstancias.

¿Qué necesito?

Una sonrisa. Un abrazo. Una mirada. Un momento. Una sensación. Una sorpresa.

Necesito muchas cosas.