miércoles, 9 de abril de 2014

Musas.

Ebria de sonrisas que ya no aparecen despertó aquella mañana sin haber podido conciliar el sueño un solo minuto. Alimentándose de recuerdos imaginó su cama, su almohada mojada sin la compañía de Morfeo, el cual tampoco se había pasado de visita esa noche. Entonces llegó el momento en el que se preguntó por qué las musas ya no le hacían visitas y por qué la luna ya no brillaba en el cielo. Poco a poco y sin pensarlo se respondió que mañana sería un día distinto y se fue a dormir cuando la ciudad empezaba a despertar, cuando las nubes tapaban el sol que, aquel día, tampoco parecía tener ganas de salir de la cama.