Dame
una de esas noches especiales en las que no nos quedemos hipnotizadas mirando
las luces de las velas porque nuestros ojos brillen más y sean más profundos.
Confiésame otro secreto y sorpréndeme una vez más.
Acaríciame sutilmente por
debajo de la mesa y haz que toda mi piel se erice.
Sonríe de manera pícara,
agárrame la mano y salgamos a besarnos en los portales.
Hazme el amor lento,
suave, como si los minutos no fueran a pasar nunca.
Plántate en mi puerta una
mañana cualquiera con unos billetes de avión para el fin de semana siguiente.
Recorre de mi mano una ciudad desconocida y bésame con ternura cuando me canse
de esperar que hagas mil fotos cuando yo quiero continuar.
Escribe junto a una
taza de té mientras yo refunfuño porque mi estudio es demasiado pequeño, no
apagas la luz y quiero dormir. Pero después léeme con tu voz dulce, lee en voz
alta las palabras de la chica que escribe y mira cómo cierro los ojos y sonrío
en sueños.
Bésame en la frente y abrázame toda la noche. Toda la vida.
¿Pido
demasiado?
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