lunes, 3 de noviembre de 2014

Textos sin sentido. Pero llueve.

Aún sigo dándole vueltas a si todas esas frases van por mí, a si cuando miras twitter me veo reflejada en tu memoria cuando lees cosas que, por casualidad, hablan de enamorarse de desconocidos más fuerte que del amigo que has tenido siempre de la mano. Me pregunto si recuerdas mis noches malas con la misma fuerza que las buenas. Tonta enamorada, ilusionada, con ganas (de ti). 

Te contaré, amor, que desde hace meses mi cama es el único refugio donde puedo abrazar la almohada pensando que eres tú y sonreír porque duermes a mi lado. ¿Es un espejismo? ¿Realmente me da calma? ¿Quizá tú me estés abrazando a pesar de los recuerdos o ya no soy lo último en lo que piensas al acostarte? 

¿Sabes? Te sigo echando de menos. Tengo miedo a que tú ya no lo hagas, a que la distancia se haya llevado consigo esa necesidad de casa. Tengo miedo del miedo, de los abrazos, de temblar cuando me escribes, de susurrar cosas mientras (te) escribo otras diferentes. Tengo miedo de ti y de quererte tanto. Créeme cuando te digo que una vida a tu lado se me queda corta pero: ¿qué es la vida si no es contigo? 

Hoy, afuera, llueve(s).

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